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Tierra de barrenaus: Un futuro grafico pa l'aragones?
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Sufijos
Consulta a la Gran Enciclopedia Aragonesa.
(Ling.) Morfemas dependientes o sufijos que van colocados detrás del lexema, el cual modifican o matizan en su significado. Son especialmente característicos de los nombres, aunque también pueden combinarse en ciertos casos con adjetivos o incluso adverbios.
Los sufijos diminutivos pueden indicar no sólo pequeñez o disminución de magnitud, sino estimación o cariño. Los más usuales en son -ét, -ín, -ot, -ón. El sufijo -ét es sin duda el diminutivo más frecuente. Adquiere diversas formas, según la pronunciación de cada zona: -ét, -é, -er, -ed. Así, mozét ´niño, muchacho´ puede pronunciarse mozé o mozer o incluso, más raramente, mozed. En fem. es -eta: chiqueta ´pequeña´, milorcheta ´cometa´, puyadeta ´subidita´. En pl. -éz, -etas: soléz ´solitos´, mozéz ´chicos´ (también puede oírse mozetes, algo castellanizado), ninetas ´niñitas´, etc. De la vitalidad de este sufijo diminutivo en el Alto Aragón dan fe las denominaciones toponímicas como los ríos Zinqueta, Garoneta, microtopónimos tan frecuentes como planeta ´llano pequeño´, faxeta ´haza pequeña de tierra´, e incluso las denominaciones cariñosas (en lo afectivo suelen refugiarse las lenguas despreciadas o en retroceso) de las más importantes poblaciones: o barranqué (Barbastro), Uesqueta (Huesca). El dim. -é suele usarse frecuentemente con algunos adverbios: poqué ´poquito´, amoniqué ´despacito´.
El sufijo -ín tiene un valor diminutivo más acentuado que -ét: chiquinina ´pequeñita´, tochín ´pezón o rabito de los frutos´, gatolíns ´gatitos´, un siñalín ´un poquito´. El sufijo -ot, aunque fundamentalmente diminutivo, puede tener en ocasiones matiz despectivo: chicót ´pequeño´, pichota ´pene pequeño, despect.´, airot ´viento desagradable´; en pl. es -óz: pobróz ´pobretones´. El sufijo -ón tiene —contrariamente al castellano— matiz diminutivo, y puede en ciertos casos ser peyorativo: pobrén ´pobrecito´ (también es muy frecuente pobrichén, con un infijo -ich-), tozalón ´pequeño montículo´, una micarrona ´un poquito´. Se aplica también a nombres propios, con cierto matiz cariñoso: Migalón ´Miguelito´, Luisona ´Luisita´, etc. Una -n anterior suele palatalizarse por influjo de la del sufijo: manzañón ´manzana pequeña o silvestre´, bentañón ´ventana pequeña´, arañón ´endrina´ (literalmente ´ciruela silvestre y pequeña´ < vasco arán ´ciruela´).
Los sufijos aumentativos más usados son -áz e -izo. Aunque -áz puede ser peyorativo, muy normalmente tiene matiz aumentativo: airáz ´viento fuerte´, gatáz ´gato grande´, bubáz ´muy tonto´, grandáz ´muy grande´, etc. A veces aparece en la forma -azo: marguinazo ´linde grande´, catenazo ´piedra muy grande; individuo pesado´.
El sufijo -izo es menos usado: plenizo ´muy lleno´, altizo ´muy alto´, grandiza (o graniza) ´muy grande´, etc. La acumulación de -arre + -én se utiliza también con matiz aumentativo: puntarrón ´cima de una montaña´, mozarrón ´mozo muy alto´. Lo mismo ocurre con la suma de -ardo + -ón: bigardón ´individuo muy grande´ (el sufijo -ardo empleado sólo tiene carácter aumentativo-apreciativo: bucardo ´cabra montés´, mozardo ´mozo robusto´).
Los sufijos peyorativos son mucho más abundantes. Entre éstos destacan: -áz, aumentativo-peyorativo: lugaráz ´pueblajo, pueblo grande y feo´, saputáz ´sabihondo´. También puede tener la forma -azo: paretazo ´pared tosca y mala´, uloraza ´olor desagradable o fuerte´. -ón, aunque es diminutivo, con frecuencia se utiliza en despectivos: tión ´solterón´, flairón ´despect. de fraile´, ferrunchón ´hierro viejo inservible´. A veces incorpora también algo de su matiz diminutivo original: cambillón ´campo pequeño y malo´. -allo: colgallo ´colgajo´, criallo ´despect. de niño´, espantallo ´espantapájaros´ . -arro: fumarro ´cigarro´, fagarro ´haya pequeña y poco desarrollada´, mangarra ´poco trabajador´, etc. -urzio es tal vez el que connota con mayor matiz despreciativo: casuzia ´casa fea y mala´, tracuzias ´malas trazas´; también pueden ser -uz / -uzo: carnuz ´carroña´, ferruza ´hoja de hierro´.
Además de que la mayoría de los anteriores pueden tener en ocasiones matices distintos de los indicados, existen otros muchos sufijos y también puede darse el caso de combinación de varios, por lo que la lista sería interminable. Algunos ejemplos que amplían los anteriores pueden verse en el cuadro adjunto.
• Bibliog.: Rohlfs, Gerhard: «Los sufijos en los dialectos pirenaicos», Pirineos, VII, 1951, pp. 467-525. Nagore, Francho: Gramática de la lengua aragonesa; Ed. Librería General, Zaragoza, 1980.
(Ling.) Morfemas dependientes o sufijos que van colocados detrás del lexema, el cual modifican o matizan en su significado. Son especialmente característicos de los nombres, aunque también pueden combinarse en ciertos casos con adjetivos o incluso adverbios.
Los sufijos diminutivos pueden indicar no sólo pequeñez o disminución de magnitud, sino estimación o cariño. Los más usuales en son -ét, -ín, -ot, -ón. El sufijo -ét es sin duda el diminutivo más frecuente. Adquiere diversas formas, según la pronunciación de cada zona: -ét, -é, -er, -ed. Así, mozét ´niño, muchacho´ puede pronunciarse mozé o mozer o incluso, más raramente, mozed. En fem. es -eta: chiqueta ´pequeña´, milorcheta ´cometa´, puyadeta ´subidita´. En pl. -éz, -etas: soléz ´solitos´, mozéz ´chicos´ (también puede oírse mozetes, algo castellanizado), ninetas ´niñitas´, etc. De la vitalidad de este sufijo diminutivo en el Alto Aragón dan fe las denominaciones toponímicas como los ríos Zinqueta, Garoneta, microtopónimos tan frecuentes como planeta ´llano pequeño´, faxeta ´haza pequeña de tierra´, e incluso las denominaciones cariñosas (en lo afectivo suelen refugiarse las lenguas despreciadas o en retroceso) de las más importantes poblaciones: o barranqué (Barbastro), Uesqueta (Huesca). El dim. -é suele usarse frecuentemente con algunos adverbios: poqué ´poquito´, amoniqué ´despacito´.
El sufijo -ín tiene un valor diminutivo más acentuado que -ét: chiquinina ´pequeñita´, tochín ´pezón o rabito de los frutos´, gatolíns ´gatitos´, un siñalín ´un poquito´. El sufijo -ot, aunque fundamentalmente diminutivo, puede tener en ocasiones matiz despectivo: chicót ´pequeño´, pichota ´pene pequeño, despect.´, airot ´viento desagradable´; en pl. es -óz: pobróz ´pobretones´. El sufijo -ón tiene —contrariamente al castellano— matiz diminutivo, y puede en ciertos casos ser peyorativo: pobrén ´pobrecito´ (también es muy frecuente pobrichén, con un infijo -ich-), tozalón ´pequeño montículo´, una micarrona ´un poquito´. Se aplica también a nombres propios, con cierto matiz cariñoso: Migalón ´Miguelito´, Luisona ´Luisita´, etc. Una -n anterior suele palatalizarse por influjo de la del sufijo: manzañón ´manzana pequeña o silvestre´, bentañón ´ventana pequeña´, arañón ´endrina´ (literalmente ´ciruela silvestre y pequeña´ < vasco arán ´ciruela´).
Los sufijos aumentativos más usados son -áz e -izo. Aunque -áz puede ser peyorativo, muy normalmente tiene matiz aumentativo: airáz ´viento fuerte´, gatáz ´gato grande´, bubáz ´muy tonto´, grandáz ´muy grande´, etc. A veces aparece en la forma -azo: marguinazo ´linde grande´, catenazo ´piedra muy grande; individuo pesado´.
El sufijo -izo es menos usado: plenizo ´muy lleno´, altizo ´muy alto´, grandiza (o graniza) ´muy grande´, etc. La acumulación de -arre + -én se utiliza también con matiz aumentativo: puntarrón ´cima de una montaña´, mozarrón ´mozo muy alto´. Lo mismo ocurre con la suma de -ardo + -ón: bigardón ´individuo muy grande´ (el sufijo -ardo empleado sólo tiene carácter aumentativo-apreciativo: bucardo ´cabra montés´, mozardo ´mozo robusto´).
Los sufijos peyorativos son mucho más abundantes. Entre éstos destacan: -áz, aumentativo-peyorativo: lugaráz ´pueblajo, pueblo grande y feo´, saputáz ´sabihondo´. También puede tener la forma -azo: paretazo ´pared tosca y mala´, uloraza ´olor desagradable o fuerte´. -ón, aunque es diminutivo, con frecuencia se utiliza en despectivos: tión ´solterón´, flairón ´despect. de fraile´, ferrunchón ´hierro viejo inservible´. A veces incorpora también algo de su matiz diminutivo original: cambillón ´campo pequeño y malo´. -allo: colgallo ´colgajo´, criallo ´despect. de niño´, espantallo ´espantapájaros´ . -arro: fumarro ´cigarro´, fagarro ´haya pequeña y poco desarrollada´, mangarra ´poco trabajador´, etc. -urzio es tal vez el que connota con mayor matiz despreciativo: casuzia ´casa fea y mala´, tracuzias ´malas trazas´; también pueden ser -uz / -uzo: carnuz ´carroña´, ferruza ´hoja de hierro´.
Además de que la mayoría de los anteriores pueden tener en ocasiones matices distintos de los indicados, existen otros muchos sufijos y también puede darse el caso de combinación de varios, por lo que la lista sería interminable. Algunos ejemplos que amplían los anteriores pueden verse en el cuadro adjunto.
• Bibliog.: Rohlfs, Gerhard: «Los sufijos en los dialectos pirenaicos», Pirineos, VII, 1951, pp. 467-525. Nagore, Francho: Gramática de la lengua aragonesa; Ed. Librería General, Zaragoza, 1980.
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